viernes, 7 de marzo de 2014

Artículo: El camino a Roma: la campaña italiana (I)

Traducido con permiso expreso de FoW
Título original: The Road To Rome: Italian Campaign 1943-1944
Autor: Ken Camel
Enlace original: www.flamesofwar.com
Traducción: Marcos García (Kushtar)

La campaña italiana (1943-44)
Extraído de la Wargames Illustrated #271


Primer paso: Sicilia
Las fuerzas combinadas del 7º Ejército americano, bajo las órdenes del general Patton, y del 8º Ejército británic, bajo las órdenes del general Montgomery, invadieron la isla de Sicilia el 10 de julio de 1943 con desembarcos anfibios y aerotransportados en el golfo de Gela y al norte de Siracusa.

El plan original preveía un enérgico avance del 8º Ejército hacia el norte por la costa, hacia Messina, mientras que el 7º Ejército americano tendría un papel de apoyo en su flanco izquierdo. La respuesta alemana a la invasión hizo que el avance inglés renquease, y permitió que el 7º Ejército se desplazase hacia el oeste, a Palermo, antes de girar de nuevo hacia Messina con varios desembarcos anfibios por toda la costa norte de Sicilia, que le permitieron llegar primero al ansiado objetivo.

Las fuerzas defensoras lograron evacuar la mayor parte de sus tropas, pero fueron incapaces de evitar la captura aliada de la isla. Esta invasión fue la primera gran operación conjunta aliada de la guerra. Aunque se aprendieron muchas lecciones por las malas, se obtuvo una gran experiencia en cuanto a guerra conjunta, desembarcos anfibios y lanzamientos de paracaidistas en la invasión de Sicilia, que serían críticos en el esfuerzo bélico para derrotar a Alemania.


El camino a Roma
La guerra en Italia genera tantas opiniones como ejércitos lucharon en ella. Aunque los beneficios oficiales de la campaña italiana, esto es "obligar a las divisiones alemanas a entrar en Italia, lejos de los desembarcos aliados de Normandía", suelen darse en general por buenos, ha habido muchas opiniones encontradas y matices políticos, militares y estratégicos. Tantos, que la verdad se ha perdido en medio de la retórica. Pero tras haber agotado los argumentos, la realidad de la campaña italiana se puede hallar en las historias individuales de las fuerzas multinacionales que pelearon en las colinas, valles, playas y ríos de la península italiana.

Los soldados individuales, sobre todo de infantería, ya fuesen alemanes, americanos, argelinos, británicos, canadienses, franceses, hindúes, italianos, marroquíes, neozelandeses, polacos o sudafricanos, forman la verdadera historia de Italia. Superaron el clima, la topografía, la artillería, la aviación y los blindados, para arrastrarse por uno de los peores entornos que ambos bandos pudiesen haber planeado, y lucharon en batallas sangrientas y letales.

Con la sombra de las masacres de la Primera Guerra Mundial flotando sobre cada escaramuza, estos soldados de medio mundo se enfrentaron a lo peor que los elementos y su enemigo pudieron juntar, y salieron de allí como héroes. Las batallas libradas en la Bota fueron algunas de las más igualadas jamás luchadas en la guerra, en las que la victoria o la derrota estuvieron pendiendo de los intangibles hilos de la guerra y a veces en las mismas manos de la Dama Fortuna.


Se lanzaron ataques contra fuerzas casi idénticas en número con la única esperanza de obtener el éxito gracias a la sorpresa táctica, la superioridad numérica concentrada en ciertos puntos y la pura suerte. Las bajas fueron elevadas en ambos bandos, pero ninguno de los dos abandonó el campo de batalla sin importar las circunstancias. Valor indescriptible, sacrificio e historias cotidianas de resistencia y heroísmo se volvieron comunes en ambos bandos, tan comunes y numerosas que los acontecimientos individuales se perdieron ante las grandiosas estrategias y discursos de los políticos, historiadores y periodistas que nunca se habían enfrentado a un enemigo en cuerpo a cuerpo.

Un vistazo a cualquiera de los ejércitos que participaron en la campaña de Italia nos desvelará arrojo, innovación, brillantez táctica y también una lucha implacable que iguala o supera a cualquier otro episodio más famoso de la guerra. En Italia se libraron batallas de todos los tipos y escalas. A falta de las formidables formaciones acorazadas de las estepas o el agónico avance aliado por Europa, la lucha por Italia se convirtió en una prueba de resistencia donde habilidades y tácticas de combate eran desarrolladas, probadas y perfeccionadas sin tregua. Muchas ideas innovadoras en ambos bandos tuvieron su origen en los sangrientos combates cuerpo a cuerpo que marcaron Ortona, Salerno, Cassino o Anzio.


La invasión de Italia
Tras la caída de Sicilia, los aliados pusieron sus ojos en la Italia continental. Los alemanes habían completado una retirada impecable de Sicilia y en agosto de 1943 estaban inmersos en la reorganización de las fuerzas italianas en dos ejércitos. Las fuerzas alemanas del norte de Italia quedaron agrupadas en el Armee Gruppe B liderado por el Generalfeldmarschal Rommel, mientras que el OB Süd (Mando Militar Sur) se ponía a las órdenes del Generalfeldmarschal Kesselring. 

Serían el OB Süd y el 10º Ejército alemán, con dos cuerpos y un total de seis divisiones, los responsables de enfrentarse a los inminentes desembarcos aliados.

Taranto
Los paracaidistas británicos aterrizaron sin oposición en Taranto, debido básicamente a la rendición italiana el día anterior, pero pronto se vieron inmersos en agrias escaramuzas con la 1ª División de Fallschirmjäger alemana. Dado que buena parte de los efectivos paracaidistas habían sido desviados para apoyar la defensa germana cerca de Salerno, los alemanes se retiraron y dejaron Bari y Brindisi desprotegidas ante los aliados, que las tomaron el día 11 de septiembre. El resto del V Cuerpo británico desembarcó poco después y empezó a moverse hacia la costa occidental de Italia.


Salerno
El 5º Ejército americano, integrado por un Cuerpo británico y otro estadounidense, llegó a las playas de Salerno con tres divisiones de asalto (las 46ª y 56ª británicas y la 36ª americana) apoyadas por una fuerza de infantería ligera de Comandos británicos y Rangers estadounidenses. Con la intención de obtener una sorpresa táctica absoluta no se realizó ningún bombardeo preliminar sobre la costa, pero los alemanes ya habían anticipado el movimiento aliado en Salerno.

Cuatro Kampfgruppen (Grupos de combate) de la 16ª Panzerdivision plantaron cara a los desembarcos iniciales. Las divisiones aliadas no lograron sus objetivos iniciales y al final del primer día sólo habían logrado asegurar una cabeza de playa decente. Otra división de infantería americana, la 45ª, desembarcó al segundo día y ayudó a consolidar la cabeza de playa.

Los siguientes tres días fueron de duros combates para expandir dicha cabeza de playa frente una defensa tenaz, mientras los alemanes intentaban ocultar un agrupamiento de hombres y material en segunda línea para lanzar un contraataque. Tanto la Fallschirmpanzerdivision Hermann Göring como la 15ª Panzergrenadierdivision habían sido separadas de la reserva del LXXVI Panzerkorps para ayudar en la neutralización del desembarco en Salerno.

Los ataques alemanes del 13 de septiembre casi aniquilan las posiciones de la 36ª División de infantería, pero dos regimientos de artillería lanzaron una barrera artillera demoledora sobre la punta de lanza germana, evitando la ruptura de sus líneas. Los paracaidistas de la 82ª División aerotransportada saltaron tras las líneas aliadas, para reforzarlas y estabilizar de nuevo el frente. Una vez frenado el empuje alemán, la artillería y aviación aliadas empezaron a dar la vuelta a la tortilla. La amenaza añadida del avance del 8º Ejército británico obligó al 10º Ejército alemán a retirarse al otro lado del río Volturno a principios de octubre, donde los alemanes establecieron la primera de muchas líneas defensivas que obstaculizarían el avance aliado hacia el norte de Italia.


La línea Volturno
Una vez que las divisiones adicionales del 5º Ejército americano y ambos Cuerpos del 8º Ejército británico hubieron llegado, empezaron los intentos por cruzar la línea Volturno. Después de un desembarco anfibio de Comandos en Termoli, en la costa adriática, la 78ª División británica cruzó el río Biferno el 3 de octubre. Cuando ambos elementos establecieron contacto, otra brigada de infantería desembarcó en Termoli. Las intensas lluvias arrasaron los puentes sobre el Biferno, evitando la presencia de blindados aliados como apoyo. La 16ª Panzerdivision atacó entonces, obligando a la infantería aliada a adoptar posiciones defensivas.

El 5 de octubre la infantería aliada había sido empujada de vuelta a apenas media milla de Termoli, pero cuando los ingenieros terminaron la construcción de un puente sobre el Biferno, los blindados canadienses y franceses rechazaron a los alemanes tras una dura lucha.

Al día siguiente los aliados volvieron a coger la iniciativa y lograron empujar a los alemanes de vuelta a su siguiente línea defensiva, la línea Bárbara, situada al norte del río Trigno.

Mientras tanto, en la otra costa, el 5º Ejército americano atacó a través del río Volturno el 12 de octubre. Demostrando una soberbia habilidad a la hora de aprovechar un terreno favorable, los alemanes realizaron un repliegue ordenado impecable hacia la línea Bárbara, haciendo gala de toda su experiencia en las tácticas de lucha en retaguardia.


Cuando las unidades de vanguardia del 8º Ejército británico llegaron al Sangro el 9 de noviembre, la 8ª División hindú y la 78ª División británica, junto con la recién llegada 2ª División neozelandesa, se prepararon para el ataque. Sin embargo, Kesselring había adivinado correctamente las intenciones de los aliados y trajo dos divisiones adicionales a través de los Apeninos para enfrentarse al V Cuerpo británico. 

La 90ª Panzergrenadierdivision, la 65ª Infanteriedivision y la 26ª Panzerdivision cerraban ahora el paso a la 8ª Hindú y la 78ª Británica, mientras que la 16ª Panzerdivision quedó enfrentada a los neozelandeses de la 2ª División y la 1ª Fallschirmjägerdivision hacía lo propio con el XIII Cuerpo aliado (1ª División canadiense y 5ª División británica).

El 8º Ejército atacó el 28 de noviembre, apoyado por fuertes concentraciones artilleras. En dos días de lucha cruzaron el río y rompieron la línea Reinhard. Pero el 3 de diciembre, la 26ª Panzerdivision había cerrado la brecha y creó un formidable anillo defensivo alrededor de la villa y los riscos de Ortona. El pueblo vecino de Orsogna no pudo ser ocupado por los aliados, a pesar de dos intentos a cara de perro en diciembre, hasta que los alemanes se retiraron tras la ruptura aliada en Cassino en mayo de 1944.


El resto del invierno en el Adriático pasó entre condiciones climatológicas incómodas, líneas de combate muy cercanas y acciones de patrulla nocturnas con escaramuzas sin cuartel.


El 5º Ejército americano reanudó su ataque con la Operación Impermeable el 1 de diciembre. Su objetivo era una gran meseta de unos 10 km. de largo y casi 6,5 km. de ancho, que fue sometida a un intenso castigo de artillería y aviación. La meseta de Camino no pudo ser asegurada hasta el 8 de diciembre, tras habérsela arrebatado a la 15ª Panzergrenadierdivision.

Mientras tanto, en el flanco derecho del 5º Ejército, el VI Cuerpo estadounidense (con las 34ª y 45ª Divisiones de infantería) había atacado las montañas. Pocos avances pudieron hacer antes de la llegada de las tropas de montaña del Cuerpo Expedicionario francés.

El 8 de diciembre las 3ª y 36ª Divisiones americanas, junto con la Primera Fuerza de Servicios Especiales, lanzaron un asalto contra el monte Sambúcaro y hacia el valle de Mignano. El 10 de diciembre se tomó el pico, amenazando las posiciones alemanas en el valle. No obstante, las posiciones germanas en San Pietro se mantuvieron firmes hasta el 16 de diciembre, cuando un ataque aliado desde la meseta de Camino logró conquistar el monte Lungo. Esta pérdida comprometía su permanencia en San Pietro y, a cubierto de un valiente contraataque, las fuerzas defensoras se retiraron al norte, hacia la línea Gustav.

Diciembre le había costado al 5º Ejército 5.020 heridos, pero las admisiones en los hospitales llegaron a las 22.816 debido a la ictericia, el pie de trinchera y otras enfermedades. El 5º Ejército frenó su marcha para reorganizarse, reemplazar las bajas y prepararse para el último empujón hasta la línea Gustav.

El VI Cuerpo americano entró en reserva, para entrenarse y preparar los desembarcos aliados de Anzio, dejando sus posiciones en manos de las tropas francesas, que ya formaban un Cuerpo completo.

El II Cuerpo debía eliminar la resistencia alemana que aún quedaba frente a la línea Gustav. Pero cuando el X Cuerpo británico atacó el flanco izquierdo, el XIV Panzerkorps estimó que sus posiciones eran poco defendibles y se retiró a través del río Rapido hacia la línea Gustav. Cuando el II Cuerpo avanzó el 15 de enero, no hubo ninguna resistencia.


La línea Gustav
La línea Gustav, un sistema formidable de trincheras, búnkeres y campos de minas encajado en las montañas italianas, frenaba el avance aliado. El pueblo y monasterio de Cassino se convirtió en un objetivo clave, que dominaba y bloqueaba los accesos al valle Liri y la Autopista 6 hacia Roma.

El plan aliado se basaba en un osado desembarco anfibio en Anzio que flanquease las defensas alemanas. El objetivo era rodear la línea Gustav y anular su viabilidad sin tener que asaltarla.

Como ayuda a estos desembarcos se lanzó una ofensiva general, con la esperanza de atraer a las reservas alemanas hacia el sur. La lucha comenzó el 17 de enero con ataques en el oeste, a través del río Garigliano a cargo del X Cuerpo británico y en el este, por encima de Cassino, llevados a cabo por el Cuerpo Expedicionario Francés. Aunque ambas ofensivas ganaron algo de terreno en los compases iniciales de la operación, ambos fueron frenados en seco poco después con grandes bajas.

El 20 de enero los americanos llevaron a cabo un asalto al otro lado del río Rapido, dirigido a irrumpir en el valle Liri. El ataque liderado por la 36ª División de infantería se topó de lleno con la bien atrincherada 15ª Panzergrenadierdivision. El 22 de enero la 36ª División había sufrido una atroz cantidad de bajas y los objetivos marcados por los aliados no se habían cumplido.

Los alemanes consideraron que el asalto americano había sido un ataque a la desesperada. No pusieron en apuros a la 15ª Panzergrenadierdivision, ni consiguieron que se movilizasen sus reservas.


Anzio
La 1ª División británica y la 3ª División desembarcaron en las playas Peter y X-Ray, a ambos lados de la ciudad de Anzio. La 2ª Brigada de Servicios Especiales británica (Commandos) y el 615º Batallón de Rangers de Estados Unidos (Los Rangers de Darby) lideraron el asalto en la playa Peter y el posterior avance hacia el pueblo de Nettuno.

El Generalfeldmarschal Kesselring había anticipado estos desembarcos, pero no tenía fuerzas suficientes para cubrir toda la costa italiana. Pero logró reaccionar con rapidez y acierto.

Mientras los desembarcos aliados iniciales estaban consolidando sus posiciones en las playas frente a una resistencia casi testimonial, Kesselring se puso a organizar sin demora una respuesta a la invasión. En la noche del 23 de enero lanzó a la Luftwaffe. Las nuevas bombas guiadas Fritz-X se estrenaron contra los desembarcos nocturnos aliados, pero el Beaufighter, un nuevo caza nocturno equipado con radar, demostró ser capaz de proteger a las tropas aliadas.

Mientras tanto, los refuerzos alemanes se apresuraban por llegar a la cabeza de playa. En menos de dos días diversos elementos de cinco divisiones diferentes habían rodeado la zona del desembarco y formado un buen perímetro defensivo. El cuartel general del 14º Ejército fue desplazado a la zona de Anzio y se empezó a planear un contraataque.

Los combates empezaron el 25 de enero alrededor del pueblo de Aprilia. En la primera semana tras los desembarcos, los alemanes habían reunido una fuerza de 71.500 hombres frente a los 61.000 que había en las playas.

Los esfuerzos iniciales aliados por romper el cerco fueron rechazados con grandes bajas por ambos bandos. La intensidad de estos combates aplazó el contraataque previsto por los alemanes durante una semana, lo que dio tiempo a los aliados a atrincherarse bien.

Las potentes reservas alemanas incluían una gran variedad de armamento de primera clase, como los tanques Pantera, tanques pesados Tigre, cazacarros Ferdinand, vehículos de demolición a control remoto Borgward y los cañones de asalto Brummbär. El contraataque se lanzó por fin contra las posiciones británicas, pero la lluvia, el barro, un intenso apoyo artillero aliado y la aviación americana evitaron que las líneas de ambos bandos variasen drásticamente.

El barro que cubría toda la zona hizo que los movimientos de blindados se limitasen a las pocas carreteras existentes, lo que obligó a que fuese la infantería que se ganase el pan en batallas sangrientas con gran cantidad de bajas para ambos contendientes.

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