viernes, 4 de octubre de 2013

Artículo: La carrera hacia París

Traducido con permiso expreso de FoW
Título original: Dash to Paris
Autor: Rich Hamilton
Enlace original: www.flamesofwar.com
Traducción: Marcos García (Kushtar)

La carrera hacia París

El 1 de agosto de 1944 el general Philippe LeClerc de Hauteclocque estaba al mando de la 2ª División Blindada de la Francia Libre en su llegada a las playas Normandía y en su posterior avance hacia el interior del país para colaborar en su liberación de manos del régimen nazi.

La odisea del general LeClerc había sido larga y tortuosa. Evitó por dos veces su captura a manos de los alemanes en su vuelo desde Francia en 1940, tardó una semana en llegar a Londres y una vez allí exigió un puesto de mando. Fue enviado a África central donde lideró a un pequeño comando a lo largo de miles de millas de desierto, manteniendo siempre viva la llama de la resistencia francesa. Estuvo al frente de sus hombres en El Alamein y en la otra punta del desierto, en Túnez.


Durante el verano de 1943 formó su Seconde Division Blindée, la 2ª División Blindada de la Francia Libre, a partir del núcleo de sus veteranos de África, voluntarios de todas las colonias francesas y varios cientos de refugiados republicanos españoles. Recibió el equipo completo de una División Blindada americana, pero LeClerc se resentía bajo el mando del 3er Ejército de Patton.

La 2ª División Blindada tomó parte en la batalla de la Bolsa de Falaise, donde combatió y aniquiló a la 9ª División Panzer alemana. A mediados de agosto de 1944 estaba estacionada justo al sur de Argentan y LeClerc acosaba sin cesar a sus superiores para que le permitiesen marchar sobre París.


Mientras tanto la resistencia francesa, bajo la dirección de Henri Rol-Tanguy, se preparaba para un alzamiento a gran escala. Los partisanos cogieron las armas y empezaron a luchar abiertamente contra los alemanes en las calles de la capital, lo que llevó a Hitler a ordenar el arrasamiento total de París por su insurrección. A LeClerc le preocupaba que los guerrilleros franceses fuesen aniquilados por completo y tenía buenas razones para ello.

Más o menos al mismo tiempo, en el frente del este, los soviéticos habían llegado a los arrabales de Varsovia y se habían detenido, justo cuando los partisanos polacos se alzaban en armas contra la ocupación alemana. El Alzamiento de Varsovia hizo arder la capital polaca y fue el escenario de algunas de las luchas urbanas más brutales de la guerra. Al otro lado del río los rusos no movieron ni un dedo para ayudar a la resistencia local, lo que permitió que los alemanes arrasasen Varsovia a sangre y fuego masacrando a más de 200.000 civiles y partisanos polacos.


LeClerc estaba preocupado de que ocurriese lo mismo en París y luchaba con todas sus fuerzas para que le permitiesen entrar en la ciudad con su división. Desde la perspectiva del alto mando aliado París no debía tomarse por la fuerza, sino que había que rodearla y aislarla con la esperanza de que los alemanes se viesen obligados a rendirla sin luchar. Creían que un asalto directo haría que los alemanes la defendiesen hasta el final y se produciría una larga y costosa lucha casa por casa. La esperanza era que al asediar la ciudad la pudiesen capturar intacta sin comprometer la integridad de las valiosas divisiones aliadas tan necesarias en el avance hacia Alemania.

No obstante, los aliados tomaron buena nota de las lecciones del Alzamiento de Varsovia y permitieron a la división de LeClerc que entrase en la ciudad para ayudar a los partisanos.


Los defensores
Las estimaciones aliadas sobre la planificación de la defensa alemana de París eran correctas. El 7 de agosto de 1944 el general Choltitz fue designado como comandante militar de la zona de París con instrucciones de defender la capital hasta el último hombre, preparar todos los puentes para su demolición y convertir la ciudad en una fortaleza. Hitler dijo que quería que París se convirtiese en el Stalingrado de los aliados.


Para defender la ciudad Choltitz contaba con los 20.000 hombres de la 325ª División de Seguridad, con el apoyo de 20 baterías FlaK 88. A pesar de todos los preparativos Choltitz se quejó a sus superiores de que no tenía suficientes explosivos para volar todos los puentes y, como resultado, no podría defender París durante mucho tiempo.

El 19 de agosto la mayoría de las tropas alemanas habían salido de la ciudad para bloquear las carreteras al oeste y el sur, lo cual dejó la ciudad con escasez de soldados para protegerla.


Insurrección
Lo único con lo que no había contado ninguno de los dos bandos fue con la acción de los ciudadanos de París. Comenzó el 12 de agosto de 1944 con una huelga de los trabajadores ferroviarios. El 15 de agosto se les unió la policía local y el 18 la ciudad se encontraba inmersa en una huelga general total. El 19 de agosto las fuerzas de la resistencia entraron en acción, apoderándose de varios edificios gubernamentales y estableciendo bloqueos en diversas calles de la ciudad.

Los inicios fueron similares a los de Varsovia, pero la resistencia francesa no era tan numerosa ni estaba tan bien equipada como la polaca. No obstante, en lugar de ordenar aplastar a los insurrectos, Choltitz aceptó una tregua la noche del 19 de agosto que beneficiaba a ambas partes.


La resistencia quería ganar tiempo porque era consciente de su escasez de recursos y municiones, además de tener la esperanza de la inminente llegada de la 2ª División Blindada. Choltitz también tenía que ganar tiempo, ya que debía mantener la ciudad en calma mientras sus tropas se desplazaban para frenar el avance aliado. También tenía la esperanza de que la dispersa resistencia francesa y los conflictivos grupúsculos políticos que la formaban empezasen a discutir entre sí, debilitando o incluso desarbolando por completo a la resistencia.

Esta tregua plantea una de las preguntas clave en la liberación de París: ¿Choltitz fue incapaz de poner fin a la revuelta, o no quiso hacerlo? En años posteriores él mismo afirmaría que ambas respuestas son correctas. Fuesen cuales fuesen sus pensamientos en el momento de tomar la decisión, parece bastante claro que no estaba en posición de combatir a la resistencia con eficacia ya que la mayor parte de su 325ª División de Seguridad estaba atrincherada en las afueras de la capital. Sólo había una cosa clara: Hitler quería defender París o arrasarla por completo.


Una petición de auxilio
Durante todo este tiempo LeClerc había pedido, suplicado y hecho todo lo que estaba en su mano para conseguir que la 2ª División Blindada obtuviese permiso para avanzar sobre París. Había visitado a todos y cada uno de sus superiores y estaba empezando a irritar seriamente a Patton con sus peticiones diarias para asaltar la capital francesa.

LeClerc no era el único comandante francés con tal deseo. El 21 de agosto DeGaulle tuvo una reunión con Eisenhower en la que le insinuó una educada amenaza de darle luz verde personalmente a LeClerc para avanzar hacia París. Pero el alto mando aliado siguió negándose. Las razones no eran sólo militares, sino también políticas: en este instante no estaba nada clara la situación política y social que habría en Francia tras la guerra y no querían decantarse por una facción en liza u otra, y DeGaulle y su partidario LeClerc eran una de esas facciones.


Eisenhower creía que no debía dar el visto bueno a los planes de LeClerc a no ser que tuviese una sólida razón militar para hacerlo. El 22 de agosto la súplica de ayuda de los partisanos parisinos llegó hasta el general: representantes de la resistencia se reunieron con él y le informaron de que Choltitz no parecía muy dispuesto a presentar batalla. Su impresión era que estaba buscando una excusa para rendir la ciudad, pero que no quería hacerlo a las fuerzas partisanas locales.

Por fin Eisenhower tenía una razón y los aliados creyeron a los partisanos, esperando que los alemanes rindiesen la ciudad tan pronto como empezase el ataque. El 22 de agosto se ordenó a LeClerc que avanzase sobre París, sin que nadie fuese consciente de que la resistencia parisina había subestimado la intención de los defensores alemanes. El avance del general LeClerc sobre la capital tuvo que hacerse contra la férrea resistencia de la 325ª División de Seguridad.


La 2ª División Blindada de la Francia Libre en Flames of War
Por Simon McBeth y Mike Haught

Simon y yo nos hemos unido para ofreceros el informe oficial de inteligencia de Flames of War sobre las fuerzas de la Francia Libre en Normandía. Debo confesar que cuando recibí las notas de Simon pensé: "Uf, una lista francesa... en fin...". Pero tras charlar con él e investigar la historia de esta división, me di cuenta de que había mucho encanto en la División LeClerc.

Muchas gracias a Simon por contribuir con el grueso de este documento. ¡Sin su trabajo de campo, este informe de inteligencia sería mucho más soso!


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