martes, 31 de diciembre de 2013

Unos Reyes fantásticos en Knight Models

Los chicos de Knight Models están dando buen uso de sus licencias oficiales para El Hobbit y Batman, y nos traen varias sugerencias de fin de año para que nuestros Reyes Magos particulares tengan más opciones a la hora de traernos nuestros merecidos regalos.

Para los fans de la Tierra Media ponen a la venta un busto de Thorin Escudo de roble, uno de los protagonistas de El Hobbit, basado en la reciente adaptación a la gran pantalla. Este busto a escala 1:10 tiene un precio de 28,95 euros más IVA. Sin salirnos de las películas del clásico de Tolkien adaptadas por Peter Jackson, tenemos una figura a 35 mm exclusiva de la tienda online de Knight Models, la de la mística elfa Galadriel, por 11,05 euros + IVA.

Y para los que prefieran recorrer las sombrías calles de Gotham, del nuevo videojuego Arkham Origins han realizado una figura a 35 mm de su protagonista, el mismísimo Batman (no sé cuántas versiones distintas del Cruzado de la Capa tienen ya) por 14,90 euros + IVA. Sin olvidarnos de uno de los villanos más memorables y protagonista de la última entrega de las películas de Christopher Nolan, Bane, que llega acompañado por tres de sus secuaces de aspecto muy profesional (29,75 euros + IVA).




lunes, 30 de diciembre de 2013

Novedades de Dark Age para el mes que viene

Dark Age ha desvelado las novedades para enero, con unos figurones de la talla a la que nos tienen acostumbrados. Sobresalen sobre el resto el Elemental de Fuego Mayor, ayudado por un excelente trabajo de pintado, para los dragyri (27 US$, rozando los 20 euros) y sus tocayos más pequeños, las Ascuas, cuyas siniestras peanas decoradas con víctimas quemándose vivas me parecen perfectamente violentas (19 US$, algo menos de 14 euros el pack de dos).

Para los dragyri también llega un Defensor del Juicio, con un aspecto muy Predator gracias a la armadura y la lanza que lleva (25 US$, algo más de 18 euros), también con un pintado promocional de altura. Y los Renegados reciben el apoyo del Amo esclavista, que a pesar de un gran trabajo de pintura, suele ser la que menos alabanzas levanta en las páginas de Internet (12 US$, 8,75 euros).




viernes, 27 de diciembre de 2013

Artículo: Grupos de Shturmovye y lucha urbana

Traducido con permiso expreso de FoW
Título original: Shturmovye Groups and City Fighting
Autor: Wayne Turner
Enlace original: www.flamesofwar.com
Traducción: Marcos García (Kushtar)

Antes de la batalla de Stalingrado el Ejército Rojo aún no había librado ninguna batalla urbana importante. Las luchas previas en grandes ciudades como Odesa o Sebastopol se habían basado en anillos defensivos y fortificaciones en los campos circundantes al núcleo urbano. La lucha había terminado y los defensores habían sido evacuados mucho antes de que se produjesen combates en las calles de Odesa, y en el caso de Sebastopol los alemanes se limitaron a bombardear la ciudad hasta que se rindió tras haber roto su anillo defensivo.


No fue hasta la batalla por Stalingrado, a finales de 1942, cuando los soviéticos tuvieron que hacer frente a una sangrienta lucha callejera y sus desafíos particulares. Los combates en las calles dieron a los comandantes rusos muchos quebraderos de cabeza a los que plantear una solución.
  • Líneas de fuego angostas y limitadas.
  • Uso de barricadas y la fortificación de edificios ya existentes.
  • Incapacidad de usar grandes masas de infantería y tanques de forma coordinada, lo cual llevó a tener que confiar en la iniciativa de suboficiales y mandos inferiores.
  • Complejidad a la hora de coordinar las acciones de blindados y artillería con las de la infantería.
  • Dificultad a la hora de mantener contacto y control sobre las unidades involucradas en la lucha.

Para superar estos problemas el Ejército Rojo formó en Stalingrado grupos de asalto especializados (Shturmovye Gruppa), basados en compañías de un batallón de fusileros normal (Strelkovy Batalon) pero equipados con subfusiles, granadas de mano, cócteles Molotov y rifles antitanque. Además contaban con otras armas más pesadas como cañones de infantería, morteros y ametralladoras pesadas. Dada la voluble naturaleza de la guerra urbana, los Shturmovye Gruppa harían uso de estas armas como una fuerza de armas combinadas que podría cubrir sus propias necesidades de apoyo logístico y artillero. En la mayoría de ocasiones también habría disponibles zapadores para limpiar minas o tareas de demolición.


Habitualmente el comandante de una compañía de fusileros sólo tendría autoridad sobre sus propios hombres, pero el comandante de un grupo de asalto tenía también mando sobre sus armas de apoyo, ingenieros de combate y hasta cierto punto incluso de algunos tanques o cañones. Esta cesión de poder a los comandantes inferiores fue obligada, a causa de la naturaleza caótica, voluble e inmediata de los combates urbanos. Los comandantes de los Shturmovye Gruppa no tenía tiempo, ni muchas veces ocasión, de pedir apoyo lejano de la artillería a su superior, ni el comandante de su batallón era consciente la mayoría de las veces dónde estaban todas sus compañías para proporcionarles la ayuda necesaria.


Después de Stalingrado el Ejército Rojo siguió aumentando el arsenal de sus Shturmovye Gruppa con cañones pesados de 122 mm, para marcar las posiciones enemigas en edificios, y también todos los lanzallamas posibles. Tanques y cañones de asalto también empezaron a operar conjuntamente con los grupos de asalto, ofreciendo apoyo artillero inmediato contra la resistencia más obstinada.

En diciembre de 1944 los Shturmovye Gruppa luchaban por la ciudad de Budapest apoyados por tanques T-34, tanques lanzallamas OT-34 y cañones de asalto SU-76M. Además también se incluyeron dos brigadas de Ingenieros-zapadores para el asalto final a la capital húngara, que aportaron un nivel adicional de experiencia y potencia de fuego.


Tácticas de los Grupos de Asalto
Composición
Lo normal es que a un batallón de infantería que luchase en un entorno urbano se dividiese en tres grupos, de acuerdo con sus tres compañías de fusileros. Uno de ellos lideraría el avance como grupo de asalto, el segundo iría justo detrás como grupo de apoyo y consolidación, mientras que el tercero haría las veces de reserva. Cada Grupo de Asalto imitaría esta distribución a su vez en sus grupos internos.


Como ya se ha dicho anteriormente, los Shturmovye Gruppa tenían acceso a una amplia variedad de armas. La fuerza y composición de cada grupo dependía en gran medida del objetivo de su misión. Su comandante podría elegir las armas necesarias que usarían sus hombres antes de entrar en combate, guiándose por las necesidades concretas de cada situación.

Los Shturmovye Gruppa estaban sub-divididos a su vez en tres grupos: un grupo de asalto compuesto por soldados con subfusiles y varios lanzallamas; un grupo de refuerzo con subfusiles, ametralladoras ligeras o pesadas, y zapadores; y un grupo de reserva equipado con subfusiles, uno o dos cañones, ametralladoras pesadas y zapadores. 


Las granadas también se convirtieron en un factor importante en cualquier lucha casa por casa. Cada soldado de asalto llevaba cuatro o cinco granadas, en lugar de las dos habituales. También se dio un buen uso a los cócteles Molotov. Cualquier movimiento hacia una habitación, edificio o fortificación estaría precedido del lanzamiento de una granada o cóctel, antes de que los soldados con subfusiles entrasen disparando en todas direcciones. 

Los zapadores o ingenieros de combate también fueron clave en el éxito de los Shturmovye Gruppa. Su papel era el de eliminar cualquier obstáculo, ya fuesen barricadas o alambre de espino, así como abrir huecos en muros para facilitar el movimiento de sus compañeros o desactivar minas.


Práctica
Era habitual que cada Grupo de Asalto avanzase limpiando una calle de principio a fin, con otros grupos haciendo lo propio en las paralelas.

Antes de que los Shturmovye Gruppa pudiesen entrar en acción para limpiar un edificio o habitación, debía anularse la capacidad enemiga para realizar fuego de supresión sobre ellos. Ese era el papel de las armas pesadas de los grupos de refuerzo y reserva de estas unidades. La naturaleza de los entornos urbanos dictaba que lo habitual era que los defensores de un edificio contasen con puestos de tiradores situados en varias alturas.


Cualquier entrada o abertura era usada como puesto de tirador o simplemente tapiada. No obstante, antes de que los zapadores pudiesen abrir un hueco para acceder al edificio, la potencia de fuego del enemigo debía ser eliminada o neutralizada. Los cañones y ametralladoras pesadas de los Shturmovye Gruppa se usaban para silenciar los puestos de tirador mediante un fuego preciso y directo contra cada posición. Los cañones más grandes, como los ZIS-3 de 76 mm o los obr 1938 de 122 mm eran lo bastante potentes como para eliminar por completo una posición defensiva, mientras que ametralladoras y morteros se encargaban de que el enemigo tuviese la cabeza agachada lejos de las aberturas. Si había que vérselas con cañones de asalto o tanques enemigos, estas piezas de artillería también serían muy útiles.

Una vez el fuego defensivo del enemigo había quedado reducido al mínimo, era el momento de que los zapadores avanzasen para eliminar barricadas, alambradas o minas con su equipo especializado. También podían abrir un hueco en las paredes si era necesario con sus cargas de demolición.


Cuando los zapadores hubiesen abierto camino, el Grupo de Asalto entraría en el edificio abriéndose paso con granadas y lanzallamas. El grupo de refuerzo actuaría en los alrededores del edificio, si era posible, para cortar las posibles rutas de huida. Los soldados en el interior del edificio irían ascendiendo desde el nivel inferior hasta el superior, eliminando la resistencia piso por piso. Si no quedaban escaleras disponibles, harían uso de escalerillas de mano o los propios agujeros en los suelos y techos.

Una vez limpio, el grupo de refuerzo seguiría al grupo de asalto al interior del edificio para consolidar sus defensas, con especial atención a sótanos, desagües o alcantarillas o conductos donde podría haber enemigos al acecho. También se tomarían medidas frente a cualquier contraataque posible para retomar la posición. Cuando el edificio estuviese verdaderamente asegurado y bajo control, se podía centrar la atención en el siguiente. Desde su nueva posición podrían detectar los puestos de tirador enemigos en los edificios colindantes con mayor facilidad, lo cual ayudaba a planear los asaltos posteriores. Los muertos y heridos eran evacuados con rapidez y se recibían municiones para reabastecer al Shturmovye Gruppa, además de permitir un breve respiro a los soldados.

Si los edificios colindantes estaban poco defendidos o incluso abandonados, el Grupo de Asalto seguiría su avance sin detenerse para tomarlos también, dejando el trabajo de asegurar y controlar sus conquistas al grupo de reserva.


En Flames of War
Las reglas de Lucha en las Calles se pueden encontrar en las páginas 221 a 226 del Reglamento o en las páginas 60 a 65 de Das Book.

Los Shturmovye Gruppa se formaron para lidiar con los problemas intrínsecos de la guerra urbana, por lo que a continuación os ofrecemos unos consejos sobre cómo usar los Shturmovye Batalon del suplemento Stalin’s Europe en una lucha callejera de Flames Of War.


Ablandar al enemigo
Si juegas la misión Ni un Paso Atrás (la misión de lucha urbana de la página 226 del Reglamento) tendrás varios edificios que asaltar. Aquí es donde las opciones de cañones pesados, como el antitanque ZIS-3 de 76 mm y el howitzer obr 1938 de 122 mm, demostrarán su valor. Tienen la capacidad de eliminar a los equipos enemigos en el interior de los edificios, gracias a su Potencia de Fuego tan elevada, aunque cada uno equivale a dos Equipos de Asalto. También son muy útiles para esta tarea los obr 1942 de 45 mm y los obr 1927 de 76 mm, que tienen una Potencia de Fuego decente con la ventaja de que sólo cuestan el equivalente a un Equipo de Asalto cada uno.


Las demás armas, como equipos de ametralladoras, ametralladoras pesadas Maksim, morteros 82-BM-41 o rifles antitanque PTDR, no eliminarán tantos equipos enemigos como los cañones pesados, pero tienen el potencial de suprimirlos (NdT: pin down), lo cual es vital antes de un asalto.

Cada Shturmovye Gruppa tiene suficiente potencia de fuego propia, pero siempre viene bien contar con algún refuerzo por si hace falta equilibrar la balanza. Unidades adicionales como cañones de asalto SU-76M, tanques T-34, tanques lanzallamas OT-34, compañías de Destructores de tanques y artillería divisional pueden ofrecer un volumen extra de potencia de fuego para ayudar a los Shturmovye Gruppa a abrirse paso por las calles.

Abriendo camino
El papel de tus equipos de ingenieros, o de cualquier otro equipo de apoyo de zapadores, es abrir camino para tus Sturmovye Gruppa. Pueden limpiar campos de minas, eliminar barricadas o abrir boquetes en los muros, siempre mientras el enemigo esté suprimido, por supuesto. Intenta eliminar primero los obstáculos donde tu rival no pueda concentrar mucha potencia de fuego, para que tus ingenieros puedan realizar su labor con más calma.


Cualquier equipo de infantería puede traspasar un muro, pero los equipos de ingenieros lo tienen más fácil gracias a que repiten las pruebas de Habilidad falladas. Un muro traspasado crea una nueva abertura permanente sobre el terreno de juego, la cual puede ser un punto de entrada vital para asaltar un edificio. Cuantas más aberturas puedas crear para llevar a tus tropas al interior, más equipos tendrás luchando el primer turno de asalto (sólo puede combatir un equipo en cada abertura durante un Asalto) y habrá menos probabilidades de que un contraataque enemigo te eche del edificio.

Además de preparar los edificios para un asalto posterior, los equipos de ingenieros también pueden limpiar las calles de obstáculos como alambradas, barricadas o minas.

Al asalto
Cuando hayas suprimido al enemigo, eliminado su potencia de fuego y tengas equipos suficientes para realizar un primer turno de Asalto, es el momento de iniciar la última fase de conquista de un edificio.

Como  ya se ha dicho anteriormente, debes asegurarte de tener bastantes equipos trabados en combate en el primer turno de un Asalto. Dado que sólo puede luchar un equipo a través de cada abertura del edificio, debes asegurarte la posibilidad de eliminar tantos enemigos como puedas de los que defienden dichas aberturas. Si es posible, lo ideal sería asaltar un edificio o piso que contenga menos equipos enemigos que aberturas, lo cual te garantizaría acceso al interior en los contraataques subsecuentes del Asalto.


Los Shturmovye Gruppa son Intrépidos Entrenados, lo cual significa que impactan con 4+ en Asaltos y que deberías impactar con un 50% de tus equipos, lo que te daría acceso al edificio a través de la mitad de las aberturas asaltadas. Dado que los impactos se pueden distribuir entre cualquier equipo enemigo presente en la habitación, te puedes encontrar con que las aberturas siguen bloqueadas porque tu rival tiene allí concentrados más equipos que aberturas asaltadas. Si este no es el caso, no obstante, podrás empezar a introducir tus equipos en el edificio o habitación en tu siguiente contraataque (siempre que no hayas fallado la prueba de Motivación para hacerlo).

Si has podido introducir equipos en el edificio en los contraataques posteriores al Asalto, dichos equipos, así como cualquier otro que haya en las aberturas de las paredes, podrán luchar. Esto debería aumentar en gran medida tu potencia de fuego y el Shturmovye Gruppa no tardará en eliminar cualquier equipo enemigo que siga resistiendo.


Consolidación
Una vez hayas tomado un edificio o habitación deberías introducir más equipos en previsión de un posible contraataque enemigo. También tendrías que empezar a pensar tu siguiente movimiento y qué pelotones o potencia de fuego te hacen falta para mantener en marcha tus planes.

En edificios con varias habitaciones o pisos tendrás que realizar más Asaltos si aún quedan equipos enemigos en las inmediaciones. Simplemente repite el proceso descrito. No hagas asaltos imprudentes simplemente porque creas que estás en racha; prepara cada movimiento con calma siguiendo un plan.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Custodios de la Tumba de la Guardia de la Muerte

La Guardia de la Muerte es la única, de entre todas las Legiones Astartes, que hace uso abierto de las armas alquímicas. Estas letales armas de guerra son empleadas por unidades especializadas que suelen llevar las armaduras de Exterminador modelo Cataphractii. De entre todos estos heraldos de muerte, los Custodios de la Tumba son los más conocidos y temidos.

Diseñadas por Keith Robertson, las miniaturas de los Custodios de la Tumba forman una escuadra de cinco figuras multi-componente en resina con una armadura modificada modelo Cataphractii que incluye depósitos y pulverizadores de armas alquímicas. Además también llevan lanzagranadas de asalto acoplados a sus puños de combate, así como la opción de ponerles un lanzallamas pesado o un combi-arma.

Forgeworld pondrá a la venta esta nueva escuadra pre-Herejía el próximo día 3 de enero de 2014, pero ya se puede reservar en su web por un precio de 45 libras (casi 54 euros).



miércoles, 25 de diciembre de 2013

Dragón muerto viviente de Fenris Games

La veterana Fenris Games, que lleva más de medio siglo dando guerra desde su base de operaciones en el condado de Kent, liderada en la actualidad por sólo dos personas: los hermanos Brumby. En ella se puede encontrar casi de todo lo que un modelista pueda necesitar, desde útiles de trabajo, hasta miniaturas completas, kits de montaje, modelado por encargo o escenografía.

Lo que nos traen para estas Navidades es un imponente dragón muerto viviente, acechando a sus enemigos entre las rocas con su siniestro amo y jinete a lomos. Este Draugr Wyrm (bautizado así por los draugr de la mitología nórdica, literalmente "los que caminan de nuevo", muertos vivientes o fantasmas que vivían en los cementerios) aún no tiene precio, pero seguramente vale lo que cueste.


martes, 24 de diciembre de 2013

Kingdom Death muestra los primeros plásticos

Así es, durante el arrasador Kickstarter de Kingdom Death para financiar Monster, su juego de tablero de siniestra fantasía lasciva y demoníaca, Adam Poots daba la opción de adquirir algunas de las figuras en plástico por un precio más barato que las ediciones en resina. Muchos fueron los que por entonces no se fiaron de este nuevo tipo de figuras y prefirieron seguir apostando por las de resina, ya bien conocidas y de calidad excepcional.

Ha pasado casi un año y los que optamos por las versiones de plástico en aquella ocasión (la pela es la pela, y la diferencia en algunos casos como las pin-up era sustancial) estamos de enhorabuena. Se han publicado las primeras fotografías de lo que serán las nuevas figuras de plástico, con ejemplo incluido de sus matrices de montaje, y el resultado no puede ser más soberbio. No han perdido ni un ápice de calidad, siguen siendo igual de finas, esbeltas y detalladas, y si os fijáis en las matrices, veréis que las piezas se han pensado al milímetro para que las líneas de unión queden siempre lo más tapadas posible.

Un nuevo éxito de Adam Poots y su marca, que demuestra que en la actualidad el plástico no tiene nada que envidiar a ningún otro material. Apenas quedan unos meses para empezar a recibir en casa estas figuras, los juegos de Monster y todos los jugosos extras que lo acompañaban. 2014 promete ser monstruoso.





lunes, 23 de diciembre de 2013

Un nuevo mal surge en Polonia

Evil Craft es una nueva empresa polaca (una más) dedicada a la fabricación de piezas de resina para personalizar ejércitos. Su catálogo aún es reducido, obviamente, pero sirve de perfecto ejemplo sobre lo que nos puede deparar en el futuro.

De momento se ha limitado a poner a la venta piezas para Marines del Caos a escala heroica de 30 mm. Estas piezas son Mochilas (con toberas intercambiables, 6 unidades por 12 US$, unos 9 euros), Carabinas (también 6 unidades, 10 US$ o 7,50 euros), Torsos de armadura (también en packs de 6 unidades, con cinturones intercambiables, por 12 US$ o 9 euros), Cascos (10 unidades, 12 US$ o los consabidos 9 euros) y Hombreras (5 pares, la mitad con relieves y las otras lisas, también 12 US$ o al cambio casi otros 9 euros).

Al igual que otras marcas como Kromlech, de momento Evil Craft sólo vende por eBay.





viernes, 20 de diciembre de 2013

Artículo: La batalla de Stalingrado

Traducido con permiso expreso de FoW
Título original: The Battle for Stalingrad
Autor: Andrew Blake
Enlace original: www.flamesofwar.com
Traducción: Marcos García (Kushtar)

La ciudad de Stalingrado se fundó hace más de 400 años en plena expansión del Imperio Ruso por todo el continente asiático. Cosacos curtidos reclamaron este pedazo de tierra para fundar un asentamiento fronterizo, en una unión perfecta de tierra y agua. Esta nueva ciudad se llamó Tsaritsyn.

En la segunda mitad del siglo XIX aumentó exponencialmente el desarrollo industrial y urbanístico de la ciudad, convirtiéndola en el centro comercial e industrial más importante del Bajo Volga. En 1925 Tsaritsyn fue rebautizada como Stalingrado.

La legendaria victoria del ejército soviético en Stalingrado marca el punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial para muchos historiadores. La batalla de Stalingrado duró 200 días, desde el 17 de julio de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943.


El avance hacia el Volga
Durante el invierno de 1941 a 1942 el frente ruso se estabilizó. Se tomó la decisión de que los Grupos de Ejércitos Norte y Centro mantendrían sus posiciones, mientras que el Grupo de Ejércitos Sur avanzaría hacia el río Volga y los vitales campos petrolíferos del Cáucaso. Este plan recibió el nombre de Operación Azul y Hitler afirmó que sería el golpe que derrotaría por fin a los soviéticos.

También se llevó a cabo una reorganización de las fuerzas alemanas. Hitler apartó al mariscal de campo von Brauchitsch como comandante en jefe del ejército y asumió el mando él mismo, además de cambiar de puesto a buena parte de los mandos superiores e intermedios y dividir al Grupo de Ejércitos en dos secciones para la Operación Azul (Grupo A y Grupo B).

El Grupo de Ejércitos B (Heersgruppe B), que consistía en el 6º Ejército de Friedrich Paulus y el 4º Ejército Panzer del general Hermann Hoth, deberían atravesar el corredor que separaba los ríos Don y Volga, girar al noreste y capturar la ciudad de Stalingrado para cortar la circulación por el río Volga. 

Esta fuerza operativa fue completada con tropas de los ejércitos aliados de Alemania, principalmente rumanos, italianos y húngaros.


El Grupo de Ejércitos A (Heersgruppe A), bajo el mando del mariscal de campo List y los mariscales de campo von Manstein y von Kleist al mando de sus respectivos grupos, se dispersaría por el Transcáucaso en dirección a Armavir, los campos petrolíferos de Maikop y el mar Caspio.

La Operación Azul se inició en julio de 1942 y se encontró con una encarnizada resistencia ya desde el principio. Aunque el Ejército Rojo aún no estaba a la altura para medirse a la Wehrmacht en igualdad de condiciones, una tenaz resistencia a ultranza en Voronezh consiguió retrasar la estricta planificación de tiempos alemana. El respiro ofrecido por la heroica defensa de la ciudad permitió al resto de las fuerzas rusas retirarse hacia el interior del vasto territorio soviético.

A pesar del retraso en Voronezh las fuerzas alemanas pudieron capturar varias bolsas de resistencia con miles de prisioneros rusos, sin dejar de avanzar por el sur de Rusia. La Operación Azul se repuso del tropezón inicial y marchaba tan bien que Hitler decidió que el 4º Ejército Panzer ya no era necesario para capturar Stalingrado. Dio las órdenes necesarias para apartarlo del avance hacia el Volga y que se uniera al asalto a los campos petrolíferos con el Grupo de Ejércitos A.


El 4º Ejército Panzer cruzó a través de las líneas de avance del 6º Ejército, y el subsiguiente atasco en las carreteras tardó varios días en solucionarse. Cuando se solventó este problema logístico, el 6º Ejército se quejó de que el 4º Panzer se había llevado consigo buena parte del combustible destinado a él. Los blindados que le quedaban a Paulus terminaron deteniéndose por falta de gasolina y su avance se frenó casi en seco durante cerca de dos semanas hasta resolver la situación.

A causa de este embrollo Hitler volvió a cambiar de idea y ordenó que el 4º Ejército Panzer volviese a unirse con el 6º Ejército. Estos continuos retrasos permitieron al general Andrei Yeremenko, comandante del Frente Sur soviético, crear un plan para contener a los ejércitos del Eje en la orilla occidental del Volga. Sus tropas aún estaban desmoralizadas por esta reciente derrota y una fuerza enemiga de casi 750.000 hombres se acercaba a lo que sería sin duda su última línea de defensa.


Por otro lado los comandantes alemanes empezaban a ver como un problema la falta de resistencia real a su empuje, así como el hecho de que su flanco izquierdo iba quedando cada vez más expuesto con cada milla que avanzaban. Los soviéticos desaparecieron en el horizonte, en su retirada hacia Stalingrado.

La batalla por la ciudad
El 6º Ejército de Paulus cruzó el Don y el 23 de agosto llegó a la orilla occidental del Volga, al norte de Stalingrado, donde se preparó para avanzar sobre sus arrabales.

La oposición del 62º y 64º Ejércitos soviéticos se endureció en el núcleo urbano, pero el 6º Ejército logró controlar sin oposición la zona rural entre los ríos Don y Volga, montó sus bases de abastecimiento aéreo y, el 2 de septiembre, estableció contacto con el 4º Ejército Panzer de Hoth.


A pesar de varios días de duros combates e incontables incursiones aéreas, los soviéticos bajo el mando del teniente-general Vassali Chuikov se aferraron con tenacidad a la destrozada ciudad. El Alto Mando alemán, preocupado por la eficacia de las fuerzas que supuestamente protegían el flanco izquierdo del 6º Ejército a lo largo del Don (italianos, húngaros y unidades de apoyo alemanas), aconsejó una retirada de Stalingrado para consolidar la línea del frente y evitar cualquier posibilidad de que el 6º Ejército de Paulus quedase rodeado por una ruptura del frente soviética. En lugar de ello, Hitler trasladó más unidades desde el debilitado frente del Don a la ciudad y dio orden al 6º Ejército de que la tomase sin demora.

Apoyados por los bombarderos de la Luftwaffe, soldados y tanques alemanes se lanzaron a un asalto total entre las calles en ruinas. Cada metro que avanzaban era peleado por los soviéticos en feroces combates casa por casa, entre los escombros que cubrían aceras, parques, sótanos y desagües. Una fúnebre determinación imbuyó a ambos bandos durante la sangrienta y duradera lucha por la ciudad.


La infantería llevó todo el peso de estos combates, ya que las montañas de escombro, los edificios en ruinas y las grandes fábricas no dejaban mucho espacio para maniobrar los blindados. Tras una semana de combates sin tregua los alemanes llegaron al centro de la ciudad. Unos pocos días después las tropas del 6º Ejército lograron tomar los polígonos industriales del norte, pero el 29 de septiembre una contraofensiva rusa los expulsó de allí.

Los alemanes se reagruparon, recibieron refuerzos y el 14 de octubre intentaron romper de nuevo las líneas soviéticas. Al principio los rusos se vieron superados en número y tuvieron que ceder terreno, pero durante las noches empezaron a cruzar refuerzos y material desde la otra orilla del Volga.

El 24 de octubre el 6º Ejército se encontraba en punto muerto en el norte de Stalingrado, sin haber logrado echar a sus tercos defensores. A estas alturas ya quedaba muy poco de la orgullosa ciudad que antaño había albergado a casi medio millón de habitantes.

Los alemanes sí habían logrado, no obstante, un objetivo: las comunicaciones soviéticas habían quedado interrumpidas desde el sur hacia el norte del país, ya que tanto el tráfico ferroviario como el fluvial estaban totalmente paralizados.


El contraataque soviético
La derrota en El Alamein y los desembarcos estadounidenses en Marruecos y Argelia amenazaban con coger a las fuerzas del Eje entre dos frentes. Este revés alemán le vino como caído del cielo al mariscal Georgi Zhukov, que se había estado preparando para una contraofensiva en el sur. Los soviéticos habían almacenado ingentes reservas de hombres y material, listas para ser lanzadas contra los alemanes en cuanto llegase el temido invierno ruso.

El 19 de noviembre un ataque en masa de los soviéticos (la Operación Urano) sorprendió y arrasó al 3er Ejército Rumano al noroeste de Stalingrado, dejando al descubierto todo el flanco izquierdo del 6º Ejército como habían temido algunos generales alemanes durante el verano. Apenas 24 horas después, a unos 160 kilómetros al sur, los rusos pusieron en fuga a un combinado de tropas alemanas y rumanas que protegían el otro flanco del 6º Ejército. Ambos cuerpos de ejército soviéticos se unieron al otro lado de Stalingrado a los cuatro días del ataque inicial. El general Paulus y su 6º Ejército, que aún contaba con unos 200.000 hombres en condición de luchar, quedaron aislados.


A la espera
El Alto Mando del ejército suplicó a Hitler que permitiese al 6º Ejército intentar romper el cerco hacia el oeste de inmediato, antes de que las líneas soviéticas pudiesen consolidarse alrededor de la ciudad. Pero el jefe de la Luftwaffe, Herman Goering, afirmó que sus aviones podrían abastecer a los alemanes con 500 toneladas de suministros al día. Hitler dio por buena esta promesa de mantener abierta una línea de abastecimiento para el 6º Ejército, y el 24 de noviembre ordenó a Paulus que se atrincherase en la ciudad y esperase refuerzos.

Tres días después el mariscal de campo Erich von Manstein recibió el mando del recién bautizado Grupo de Ejércitos Don, con la misión de liberar Stalingrado. Sin embargo, se le hizo saber muy claramente que no podía limitarse a abrir una brecha en las líneas rusas para evacuar al 6º Ejército, sino que debía levantar por completo el cerco y estabilizar la línea del frente en la ciudad.

Manstein se puso manos a la obra el 12 de diciembre y llegó a 48 kilómetros de Stalingrado el día 21 de ese mes. Sabiendo que los soviéticos se le echaban encima y que no podría mantener sus posiciones durante mucho tiempo, Manstein tomó por su cuenta y riesgo la decisión de decirle a Paulus que rompiese el asedio ruso y se uniese a sus tropas antes de que fuese demasiado tarde. Pero el disciplinado Paulus decidió que, en ausencia de una orden directa de Hitler para evacuar la ciudad, debía quedarse donde estaba.


El fin del 6º Ejército
La fuerza de auxilio se retiró finalmente ante el acoso soviético y comenzó la última fase de la batalla por Stalingrado para el condenado 6º Ejército.

Aplastado por el cerco cada vez más férreo de los rusos, con un abastecimiento inadecuado y sin ropa de invierno en temperaturas bajo cero (los lanzamientos diarios de provisiones prometidos por Goering demostraron ser una quimera), el menguante ejército de Paulus siguió luchando con una determinación cada vez más fúnebre. A finales de diciembre ya se habían comido a casi todos sus caballos. Paulus consiguió que uno de sus asesores personales saliese de Stalingrado en avión para ir a ver al Fuhrer con un informe de primera mano de la deplorable situación en la ciudad, pero éste le ordenó lacónicamente que mantuviesen sus posiciones.

El 8 de enero el teniente-general Konstantin Rokossovsky ofreció la rendición a Paulus, pero éste la rechazó. Dos días después los soviéticos empezaron un asalto total sobre las últimas posiciones del 6º Ejército.


A medida que los rusos acorralaban a sus agotadas y desmoralizadas tropas, Paulus contactó con Hitler y le dijo que la situación era desesperada. Tras la guerra Paulus contó que el Fuhrer le había contestado: "La capitulación es inaceptable. El 6º Ejército cumplirá con su deber histórico en Stalingrado hasta el último hombre".

El final fue rápido. El 25 de enero los soviéticos habían tomado el último aeródromo alemán, lo que evitaba cualquier reabastecimiento futuro y la evacuación de enfermos o heridos.


A través de la radio, que se había convertido en el único vínculo de los supervivientes con el mundo exterior, llegaron las noticias de que el 31 de enero Hitler tuvo el placer de ascender al coronel-general Paulus a mariscal de campo.

Ese mismo día el 6º Ejército emitió su última transmisión por radio, anunciando que el enemigo había llegado a las puertas de su puesto de mando. El recién nombrado mariscal de campo, agotado, se vio obligado a rendir lo que quedaba de su cuartel general al comandante Mikhail Shumilov, del 64º Ejército ruso.

Dos días después el XIer Cuerpo alemán, que había estado resistiendo en bolsas aisladas por todo el norte de la arrasada ciudad, también se rindió. Casi medio millón de hombres se enfrentaban a una dura cautividad en Siberia, de la que muchos no iban a regresar.


Hitler amenazó a Paulus con una corte marcial, pero finalmente el Fuhrer aceptó su responsabilidad en el sacrificio del 6º Ejército. Habían muerto casi 150.000 alemanes, tres veces más que las bajas admitidas por los rusos. Todos los cañones, vehículos y equipo del ejército de Paulus estaban en manos rusas y la Luftwaffe había perdido 500 aviones de transporte.

El ejército alemán, aunque no se podía considerar aún derrotado a principios de 1943, nunca se recobró por completo de la pérdida de un ejército entero ni del millón de bajas que llevaba acumuladas en el Frente Oriental y que tanto le pesaban. 

Hitler había ampliado demasiado las fronteras alemanas ante el poderío combinado de los aliados, y los alemanes iban a pagar cara su estupidez. 


En 1945 Stalingrado recibió el honorable título de "Ciudad heroica". Aunque la lucha librada en ella desde julio de 1942 a febrero de 1943 la había arrasado casi por completo, en 1975 ya había sido reconstruida en su totalidad.

En 1961 su nombre se cambió oficialmente por el de Volgogrado, pero desde febrero de 2013 (en el 60º aniversario de la rendición alemana) se estableció que su nombre cambiaría de forma oficial a Stalingrado durante seis días al año como recuerdo de esta batalla.